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sábado, 9 de abril de 2016

Higurashi When They Cry: Onikakushi-hen Reflexiones: Terror y misterio obsesivos




 Onikakushi-hen (鬼隠し編, Spirited Away by the Demon Chapter) es el primer arco de la serie de novelas, publicado en Agosto de 2002. Está narrado por Keiichi Maebara, el cual se vuelve cada vez más paranoico, y eventualmente violento, a causa de la creciente sospecha que le induce a creer que su grupo de amigos está tratando de matarlo.


ALERTA SPOILERS
Capítulo "Secuestrado por el demonio". Tranquilos, no es tan cutre como parece. Este término se refiere a una leyenda característica de la villa de Hinamizawa que es la mar de curiosa.

Onikakushi es la historia introductoria. Alguien ha muerto y alguien lo lamenta. Tras esta pequeña introducción tan confusa conocemos a Keiichi, el cual lleva viviendo un mes en la pequeña villa de Hinamizawa ya que su padre, que es artista, quería montarse su propio estudio.
De camino a la escuela conocemos a Rena y a Mion, quienes serán sus mejores amigas y coprotagonistas de la historia, además de Satoko y Rika. No me recrearé más en los detalles, ya que el objetivo de esto es una pequeña reflexión personal.

La historia comienza como un slice of life. Keiichi disfruta de una apacible vida. La atmósfera es alegre, las escenas son de comedia en su mayoría.
Todo comienza con la pila de basura. Rena lo lleva hasta allí y así es como, casualmente, descubre el asesinato que tuvo lugar en la villa hace cuatro años. Los operarios del proyecto de una presa que no se construyó mataron y descuartizaron a su jefe y cada uno de ellos escondió su parte del cadáver. El cerebro de la operación se dio a la fuga y una mano del cadáver nunca fue encontrada.
Es realmente inquietante desde un principio, es esa clase de historias que te hacen sentir adrenalina, que te aceleran el corazón y poco a poco te van envenenando con los misterios que te desvelan, cada uno a su tiempo.
Si tuviera que describir Higurashi con una palabra sería cruel.
Keiichi se interesa por el suceso, ocasionalmente oye algunas cosas que aumentan su temor. Pero todavía no sabe nada.
En la noche del Watanagashi, festival en honor al dios protector de la villa, Oyashiro-sama, una pareja le cuenta la verdad y así es como Keiichi conoce la maldición de Oyashiro-sama.
La construcción de la presa, que habría inundado el pueblo, es algo imperdonable y aquel que esté a favor debe ser castigado.
Hace cuatro años un hombre fue descuartizado y otra persona desapareció, el cerebro de la operación.
Hace tres años un hombre muere y su mujer desaparece.
Hace dos años el sacerdote del templo Furude murió de viejo, su mujer desapareció.
Hace un año una mujer fue asesinada por un maníaco, su sobrino desapareció.
Este año le toca a la pareja con la que habla Keiichi.

Tras esto el detective Oishii de Okinomiya, la ciudad vecina, se pone en contacto con Keiichi, ya que no confía en la gente de la villa y sabe de su amistad con Rena, Mion, Satoko y Rika.
Le habla de sus sospechas y Keiichi comienza a dudar de la inocencia de sus amigas.
Progresivamente, mediante el acoso de Rena y Mion, que lo acusan de cospirar contra ellas, y más tarde de lo que parece ser toda la villa, su paranoya crece. Es secuestrado y para escapar mata brutalmente a sus dos amigas. Es perseguido y asesinado y Oishii, que lo usaba de conejillo de indias, no es capaz de obtener mucha información más.

Al principio me costaba seguir la historia. El slice of life, pese a que era divertido, me hacía creer que estaba malgastando mi tiempo. Sabía que la historia era mucho más oscura de lo que aparentaba, al igual que cuando vi Madoka Magica, pero aún así me aburría.
Por suerte, aguanté y entonces llegó el Watanagashi. La ceremonia también me aburrió y no fue hasta que Takano y Tomitake hablaron de la leyenda que comencé a engancharme.
La premisa de la muerte y la desaparición es muy inquietante, me parece ingeniosa. La maldición parecía esa clase de maldición de las novelas que acabas descubriendo que era obra de gente con planes turbios y el capítulo acaba de un modo un tanto confuso, sin descubrir esta incógnita, aunque debido al acoso que sufre Keiichi supongo que la mayoría pensaría que era obra de la villa, que se ponía de acuerdo para hacer cumplir la maldición.
Rena y Mion me gustan como personajes, cuando comenzaron a comportarse de un modo extraño quería que lo que quiera que pensaran hacer o hubieran hecho tuviera una justificación que las redimiera de culpa, pero aunque lo cierto es que no es así, al menos en este capítulo, acabé sintiendo pena por ellas y ansias por saber la verdad.
Por otro lado, las precauciones que toma Keiichi, el modo en que se prepara para lo peor, además del misterio obsesivo y del terror psicológico, dotan a la trama de un toque de novela de supervivencia, lo que siempre se me hace muy entretenido porque significa que los personajes siempre están alerta, siempre puede pasar algo.
La degeneración de Keiichi también es curiosa, es progresiva e inquietante.
Y todo porque no fue sincero con sus amigas. Ese es el error de Keiichi, que es cada vez más evidente.
Al final no sabemos quien cometió todos los incidentes, pero está el tal "manager" y la persona que ataca a Keiichi por detrás.
Ha sido una lectura adictiva y que te da ganas de continuar para saber qué demonios acaba de pasar en ese final.
Me gustaría saber si habrá algún final feliz siquiera en Kai. Shite kudasai, Oyashiro-sama.

¡Hasta pronto!

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